Cuando nos vamos de vacaciones a Menorca esperamos poder contrastar el paraje natural circundante, lleno de calas de arena blanca y frondosa vegetación, con la arquitectura tradicional, y también más moderna, de sus ciudades y sus zonas urbanas. Todo ello merece mucho la pena.
Sin embargo, si queremos conocer las áreas menos pobladas y más sujetas a la cultura de Menorca, deberíamos hacer una ruta por los pueblos menorquines. En todos ellos encontramos costumbres de mucho arraigo, y una gastronomía muy pura que nos permitirá conocer una faceta muy agradable de la isla.
¿Cuáles son los pueblos más bonitos de Menorca? ¡Vamos a ver algunos de los más conocidos!
De este pueblecito norteño destacamos ante todo su fuerte tradición pesquera, lo que nos garantiza la posibilidad de degustar algunos de los platos de pescado y marisco más ricos de toda la región. También podemos visitar la famosa Torre de Fornells, construida por los británicos a principio del siglo XIX y hoy un excelente mirador del Mediterráneo.
Es uno de los pueblos más poblados de Menorca y también uno de los más antiguos, pues su nacimiento se remonta a principios del siglo XIV. Eso también significa que podemos ver muchos vestigios arquitectónicos impresionantes en el pueblo, como la iglesia de Santa Eulalia, núcleo y corazón de este bonito pueblo.
Las casitas blancas de Binibeca parecen atrapar el sol, dándole a este pueblo costero del sudeste una sugestiva sensación de luminosidad. Sus calles laberínticas y, como en el caso de Fornells, la tradición pesquera, lo convierten en otra visita obligatoria para quien quiera pasar el día entre calles poco transitadas y mecidas por el sonido del mar.
Fue fundado por los franceses, razón por la cual las casas del pueblo se erigieron siguiendo el patrón rectilíneo de estilo francés. De San Luis también destacamos su ubicación junto al mar y su conglomerado de casitas blancas de tejas rojas. Otro pueblo que invita a ser descubierto.
Ferrerías
Lo que convierte este pueblecito en algo único es el hecho de encontrarse acurrucado entre los montes y al abrigo de un pequeño valle. Los artesanos haciendo su fantástico trabajo y la arquitectura tradicional son algunos de sus mayores atractivos.
Cualquiera de estos cinco pueblos menorquines merece no una visita exprés, sino la posibilidad de pasar todo el día en ellos. ¿A qué esperas para visitarlos?